Los estudios sugieren que los sucesos estresantes pueden interactuar con diversas psicológicas de las personas para precipitar los trastornos psicofisiológicos gastrointestinales. Preocupaciones de índole económica, familiar, laboral o sanitaria son los estresores más frecuentemente asociados con estos trastornos.

El tracto intestinal es una de las zonas del cuerpo humano, a parte del cerebro, que más conexiones nerviosas tiene, dependientes del Sistema Nervioso Autónomo, con lo cual es fácil darse cuenta hasta qué punto resulta fácil que cualquier alteración psicológica termine repercutiendo en todo el aparato gastrointestinal: acidez, reflujos, intestino irritable, colitis, estreñimiento, enfermedad de Crohn.
El tratamiento en este caso debe ir orientado a enseñar al paciente las técnicas necesarias para controlar sus propias reacciones ante las situaciones estresantes, ampliar las habilidades y destrezas de la persona, de tal manera que pueda hacer frente activamente a las situaciones productoras de estrés, acostumbrar al paciente a las situaciones que exacerban sus síntomas, alentarle a implicarse en actividades saludables incompatibles con hábitos que favorecen la enfermedad, y enseñar al paciente a regular sus propias reacciones psicofisiológicas.
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