El Trastorno por Atracón se da en aquellas personas que sufren atracones de comida de forma recurrente, yendo acompañados de sensación de falta de control sobre la comida ingerida (no pueden parar de comer hasta que no les cabe más comida en el estómago) y malestar psicológico significativo.

Tal y como se ha comprobado la mayoría de las personas que sufren Trastorno por Atracón son personas obesas que han probado durante años dietas más o menos rigurosas de carácter restrictivo, sin tener éxito a largo plazo. Asimismo, entre las personas que tienen obesidad, se da en entre un 20 y 30%.
Las causas del Trastorno por Atracón parecen encontrarse en el abuso indiscriminado de dietas restrictivas, su uso crónico desinhiben la conducta alimentaria ante situaciones tales como emocionales negativas, por ejemplo depresión, cuando se consume alcohol o cuando se viola las pautas de la dieta. La restricción continuada de alimento debido a la dieta lleva a una privación de energía, sensación de hambre y urgencia por ingerir alimentos. Cuando las personas que siguen una dieta restrictiva abandonan dicha restricción tienden a comer más que si no hubieran seguido la dieta. El hecho de seguir una dieta rigurosa conlleva experimentar sensaciones de hambre, frustración, emociones negativas y ausencia de saciación. Estas consecuencias, cuando la persona basa su pérdida de peso únicamente en la dieta restrictiva, precipita que rompa la dieta y se dé la sobreingesta y el atracón de comida. El fracaso por no poder bajar de peso, contribuye además a la pérdida de autoestima, emociones negativas y conducirá a la persona a un ciclo dieta-atracón perpetuo.
El Tratamiento debe ir primero encaminado a una evaluación del comportamiento alimentario, de las conductas compensatorias, de la actividad física y de la imagen corporal, así como de la posible existencia de depresión o ansiedad, incluso de posibles trastornos de personalidad relacionados. Tras la evaluación se fijan los objetivos terapéuticos individuales para cada persona, que de forma general consisten en una adecuada información sobre el trastorno, planteamiento de metas, autoaceptación sobre las propias limitaciones y la imagen corporal, modificación del tipo de alimentación y de la forma de comer, modificación de los patrones de actividad física, mejora de las condiciones psicológicas relacionadas con emociones negativas y la autoestima, y la enseñanza de estrategias para prevenir las recaídas.
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